Estamos poco acostumbrados a ver al rubí fuera de sortijas de oro amarillo o blanco, es raro encontrarlo en diseños contemporáneos, se nos viene a la mente la imagen de colgantes o anillos labrados, incluso, anillos de pedida. Fuera de esto sólo me imagino los zapatos de Dorothy, llenos de rubíes, aquellos por los que mataba la bruja de El Mago de Oz.

 

Fabricando las boquillas para los rubíes en el atelier eme jewels :)
Fabricando las boquillas para los rubíes en el atelier eme jewels :)
Por eso lo que más me gusta de esta pieza es que presenta el rubí como una opción juvenil y lo reversiona en su estado más «casual» sobre un pendiente de plata liso, con forma geométrica y acabado mate. Simple y a la vez especial, sofisticado, como ella… Alexandra es así :) Me encargó unos pendientes fijándose en un modelo que ya tenía hecho y lo adaptó hablándome del acabado de la plata y de una piedra en tono rojizo/rosa oscuro.
Pieza ya cortada, limada y lijada, con la boquilla soldada. Sólo nos queda engastar el rubí
Pieza ya cortada, limada y lijada, con la boquilla soldada. Sólo nos queda engastar el rubí

Dentro de esas tonalidades encontramos varias piedras, pero el rubí fue la opción desde el principio. No sólo por ser una de las piedras preciosas (viene del Corindón rojo, el mineral más fuerte después del diamante) sino porque es una piedra que tradicionalmente se ha asociado con la energía. Su color sangre hizo que antiguamente se utilizara para mejorar enfermedades circulatorias y que mucha gente la lleve hoy para reforzar espíritu, energía y positivismo. Después de todo eso, incluirla en una joya era una gran opción para una amiga.

Adoro estos pendientes, reversionados de los que ya conoces, puesto que su forma es diferente, llamativa, alargada… Y consigue estilizar y decorar muchísimo el rostro :)

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