Hoy mi joyero se encuentra un poco más vacío y llora la partida de una de mis joyas más amadas. Se ha ido al cielo una de mis personas favoritas: mi abuelo. Como las joyas de calidad, no importaba el tiempo que pasara, tenía un brillo especial y su valor no disminuía con el paso de los años. Reunía tantos valores y significaba tantas cosas para mí que no soy capaz de expresarlo en sólo unas palabras.
En el recuerdo me quedarán no sólo momentos sino historias que siempre me acompañarán. Y dentro de todos esos recuerdos por supuesto encuentro a Pino, mi abuela. Ellos protagonizaron un amor de ésos de película.
a la muerte caminamos,
no hay cosa que más se olvide
ni que más cerca tengamos»
Refranes como éste
recitabas cada día,
poniendo de manifiesto
tu experiencia y sabiduría.
Pero no eran ellas solas
las que describen tu personalidad,
si hay que resaltar otras
serían calma y serenidad.
Y así de sencillo y sin más
te ganaste a toda la gente,
por eso fuiste un pilar
que todos tenían presente.
Ahora me quedarán
las fotos y los recuerdos,
prueba de años felices
que se quedaron grabados muy dentro.
Y es que echando la vista atrás
y aunque nos pese tu partida,
sólo puedo dar gracias
por haber tenido tu compañía.
Sé que ahora te has reencontrado
con el amor de tu vida
y también sé que estés donde estés
serás la luz que me guía.