El origen de muchas piedras semi preciosas se sitúa en el centro y sur de América. Brasil es uno de los países que más tesoros ha dado a la joyería y por ejemplo es el país del que procede la piedra protagonista de este post: Espinel.

Su color rosa fucsia intenso y su acabado facetado hacen que esta gema no pase desapercibida en ninguna joya de oro o plata, por muy pequeña o simple que fuera. Pero además, no es el caso.

En mitad del proceso de fabricación en el taller
En mitad del proceso de fabricación en el taller

 

Esta pieza nace de un deseo abstracto, de dar rienda suelta a la imaginación y querer crear algo diferente. Desde su forma hasta su acabado, no hay orden ni perfección, salvo la perfecta imperfección de las cosas hechas a mano. La plata fue el metal elegido para envolver el Espinel y crear una pieza vistosa, distinta y llena de personalidad.

Para muchos, las cosas diferentes y abstractas, que se salen de lo común, son llamadas raras. A mí me enamoran las cosas singulares y diseñar, sin norma, por el puro placer de diseñar, es maravilloso. Tocar y sentir el metal, calibrar la piedra, fundir… Dejarse llevar para fabricar algo diferente.

Con esta pequeña reflexión, recuerdo una frase que me encanta: «Cuando perdemos el derecho a ser diferentes, perdemos el privilegio de ser libres».

A veces en lo distinto está la esencia. Próximamente Pendientes Atus en la web.

 

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