Los bebés siempre me han despertado ternura. A pesar de que la mayoría de la gente dice que los hay, yo nunca veo feo a ningún bebé. Me hacen gracia y me vuelve loca su piel suave y su olor. Nunca me imaginé a mí misma haciendo pendientes para bebé y la verdad es que me encanta.
Realmente es una joya muy sencilla a la vista pero desde luego no en cuanto al trabajo que conlleva, pues al ser tan sumamente pequeña requiere mucha atención, mucha vista y mucha paciencia para que dos piezas diminutas queden exactamente iguales, haciéndose a mano.
En esta ocasión, enseño los pendientes de Vera Una niña siempre sonriente y de muy fácil trato, no suele llorar en brazos ajenos a los de sus padres.
La madre de Vera, Sara, es una chica muy sencilla y con una personalidad diferente, especial. Es encantadora y minimalista. Por eso me inspiré a hacer unos pendientes con una forma nada habitual en los bebés y al mismo tiempo muy sencillos y nada cursis.
Sin lugar a dudas, es de las joyas que más me gusta ver puestas y ahora se ha puesto muy de moda utilizarlos años después como segundo pendiente. Quién sabe, igual veo a Vera dentro de 20 años utilizando esta misma joya de oro de 24 kilates.